martes, 16 de agosto de 2016

Construir (desde) la paciencia

Mi signo solar es Aries y, de todas sus características, la impaciencia es la base de mi sistema operativo. A eso se añade que mi Sol en Aries está en la octava casa de mi carta natal, haciendo trígono a Urano; esto es, traducido, que tengo el "don" de intuir, saber y descubrir cosas con antelación a su materialización, entre otras cosas. Y digo "don", entre comillas, porque mezclado con la impaciencia que me caracteriza se convierte en una tortura. 

En las últimas de mi fase premenstrual, a dos días de la Luna Llena en Acuario y con el Sol en Leo (a punto de acabar la vuelta a mi carta, saliendo de mi duodécima casa) estoy agotada. Contenta, "estable", entendiendo, esperando el inminente cambio por fin, pero a la vez agotada. Todo lo tengo. Sé que está todo bien y en cambio mi mente quiere centrarse en que no ha llegado aún lo que se le prometió, cuando la cabrona sabe que cada cosa tiene su momento, que los procesos tienen su ritmo (por más que se me desgarren las entrañas) y que de nada sirve cabrearse, impacientarse, ni siquiera mandarlo todo a la mierda. Porque luego vuelve, porque lo que quiere/quiero tarda aún un poco, o está viniendo, o está en proceso. No sabemos, pero sabemos que estamos trabajando en ello. Entonces, ¿para qué te enerbas? ¿Para qué me enerbo? ¿Para qué si luego vuelvo porque no quiero irem? #¨pyi`+lhijnwiortyhb (piiiip)

Pero entonces, cuando exploto un poquito y se vacía la rabia entiendo, algo, a mi mente; son esas cosas de la premenstrual, lo contempla todo. Y es que estoy dispuesta a esperar, incluso a fingir que no tengo prisa, ni impaciencia, si tengo alguna certeza, alguna pista más allá de mi intuición. Necesito esas pistas, esa confirmación externa a mí, para calmar a la bestia, mi mente, mi maldita, poderosa, intrépida, cuestionadora e impaciente mente. Esas pistas son lo único que la calman y me permiten construir la paciencia, esa paciencia que necesito pero que no traigo, esa que tengo que crear.

Pero necesito ayuda. 
Espejito, espejito, tú que estás delante: ayúdame, por favor.